¿Vosotros también sois de los que dejáis los roscos en las cajas de mantecados dando vueltas hasta que se acaban todos los demás?
En mi casa por lo menos, es así… Hasta que ví estos Roscos de vino en el blog de Bego Al calor del horno y no pude resistirme a ellos.
Que sí, que los de Bego están mucho más perfectos que los míos, a ver, son los primeros que hago, pero el sabor… uff!!! éstos no se van a quedar en la caja… bueno, los próximos, porque de éstos sólo quedan las fotos, jeje
Por cierto, he modificado ligeramente la receta, poniendo un huevo y ajonjolí… no he podido resistirme…
Azúcar glass para rebozarlos
En un bol (o un robot de amasar) ponemos el vino, anís, azúcar, canela, huevo, sal, sésamo y manteca, y mezclamos bien.
Tamizamos la harina (para deshacer los grumos que se formaron al tostarla) y la añadimos a la mezcla anterior, amasando bien hasta que quede bien integrada y la metemos en el frigorífico una media hora para que se endurezca y se pueda trabajar mejor.
Ahora tú eliges: puedes hacer bolas (del tamaño de una albóndiga) ,estirarlas hasta alcanzar el grosor de un dedo y formar los roscos; o estirar la masa y cortarla con un cortapastas de roscos o con un cortapastas redondo y una boquilla pastelera con un diámetro apropiado para el agujero del centro. Yo probé de las dos maneras: unos son más perfectos y otros más «rústicos» pero de sabor…. en dos palabras….
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